Coloque una pequeña cantidad de líquido en la esponja húmeda.
Exprima y frota suavemente hasta que estén espuma.
Para manchas más duras, vierta una pequeña cantidad de líquido en un vaso de agua y deje la esponja en inmersión durante unas horas.
Pase a través del agua y apriete el exceso.
Deje que la esponja se seque en el aire.