La leche materna es, como sabemos, la opción más saludable y adecuada para la alimentación de recién nacidos y bebés hasta los 12 meses aproximadamente.
La lactancia materna tiene innumerables ventajas, no sólo para el bebé, sino también para la madre, ayudándole a recuperar su forma física, fortaleciendo los vínculos afectivos madre-hijo y siendo una opción práctica y gratuita.
Cuando no sea posible o suficiente, la lactancia materna se puede sustituir o complementar con leche de fórmula, que debe ser lo más parecida posible a la leche materna.
Tradicionalmente, las fórmulas infantiles se elaboraban a partir de leche de vaca, apareciendo hace unos años la alternativa de otras fórmulas elaboradas a partir de leche de cabra , que eran aprobado en 2013 por EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, como apto para alimentación infantil.
¿Pero es una mejor opción?
Uno de los principales problemas del uso de leche de vaca en la preparación de fórmulas infantiles es la alergia a la proteína caseína. Sí, aunque está muy extendida la idea de que la lactosa, el azúcar presente en la leche, es la causante de las alergias, de hecho, los episodios más frecuentes y más graves son provocados por la caseína .
¿Significa esto que la leche de cabra no tiene caseína ni lactosa y, por tanto, es más segura?
La respuesta es no . La leche de cabra también tiene lactosa y caseína. Sin embargo, tiene un menor contenido en lactosa y no debe utilizarse en personas intolerantes a la lactosa sin consejo expreso de un profesional sanitario.
En cuanto a la presencia de caseína, está ahí, pero tiene una estructura diferente, presentando Beta-caseína, alfa caseína S2 y nada de alfa caseína S1 , principales responsables de las alergias a los lácteos.
La estructura proteica es, por tanto, más parecida a la de la leche materna, con menor contenido en grasa, con moléculas lipídicas más pequeñas y con ácidos caproico, caprílico y cáprico, lo que la hace más fácil y rápida de digerir.
La estructura lipídica, concretamente el contenido en ácido alfa palmítico, facilita la absorción de calcio (cuyo contenido también es naturalmente mayor) y reduce la consistencia de las heces, con menor tendencia a la aparición de cólicos y gases.
Por otro lado, la leche de cabra tiene seis veces más oligosacáridos que la leche de vaca, 5 de ellos similares a los que se encuentran en la leche materna. Estos carbohidratos son importantes para mantener una microflora intestinal saludable.
Esta diferencia se debe a que la leche de cabra tiene secreción apocrina, al igual que la leche humana, cosa que no ocurre con la leche de vaca.
En cuanto al sabor, es suave y naturalmente dulce, teniendo buena aceptación en la mayoría de los casos.
Ahora que ya conoces los beneficios de la leche de cabra, y si no puedes o no quieres amamantar, ¡consulta al profesional sanitario que acompaña a tu hijo para tomar la mejor decisión para su crecimiento sano y equilibrado!